viernes, 26 de octubre de 2012

FORMATOS: Cocineros con Identidad Propia


La gastronomía acostumbra a ser un valor seguro en televisión, pero para lograr el éxito en un programa de cocina es esencial contar con un cocinero con personalidad propia, un profesional  que, además de demostrar su maestría en los fogones, sea capaz de empatizar con los espectadores. Alberto Chicote es el último descubrimiento de la televisión gastronómica.

Chicote protagoniza la versión española de Pesadilla en la Cocina (Eyeworks Cuatro Cabezas para LaSexta), una fiel adaptación del programa americano del chef Gordon Ramsay, al que el cocinero madrileño le aplica su impronta cañí.

Pesadilla en la cocina es una vuelta de tuerca más en la búsqueda de programas que aúnen una temática de éxito en pantalla, como es la gastronomía, con formatos de entretenimiento que sorprendan y atrapen al espectador.

Alberto Chicote es el alma mater de un espacio en el que el chef presta su ayuda a restaurantes que pasan por serias dificultades. La selección de casos extremos es fundamental para que el formato funcione. Establecimientos, en muchos casos, en cuyas cocinas un inspector de Sanidad estaría al borde del colapso. Propietarios y empleados a los que su arrogancia en algunos casos e incapacidad en otros les impide ver y admitir errores. Y el conflicto que genera el coach con sus despiadadas críticas al equipo del restaurante.


Pero, más allá de la tensión, Chicote engancha al espectador por su cercanía a la hora de expresarse y de actuar, y por un magistral uso del sentido común que parece faltarle a quienes pretende ayudar.

Aunque Alberto Chicote es el último en incorporarse a una extensa lista de chefs que han logrado una gran popularidad gracias a su paso por la televisión. En la cabeza de esta lista encontramos a Karlos Arguiñano, el clásico de los clásicos de los cocineros de plató en nuestro país. Ha logrado cotas de audiencia inimaginables hasta entonces para un programa de recetas como el suyo. Ha pasado por TVE, Tele5, Antena3 y ha cosechado un gran éxito y reconocimiento en las tv de diversos países de Latinoamérica a través de su productora Bainet. El secreto del chef vasco: recetas sencillas, lenguaje coloquial y grandes dosis de sentido del humor.


La estela de Arguiñano la han seguido muchos otros con más o menos fortuna. Hasta que, a mediados de los 90, los programas de cocina logran tal éxito que en las plataformas de TV de pago se empieza a emitir Canal Cocina, que aún hoy permanece en pantalla y que nutre su parrilla solo con espacios de esta temática.

De entre los pocos programas que no han obtenido el beneplácito de los espectadores podemos destacar Esta Cocina Es Un Infierno (Tele5, 2006); un reality que contaba con Sergi Arola y Mario Sandoval como cocineros estrella.



Cada cocinero busca imprimir su sello, los hay más locuaces, más meticulosos, más didácticos... pero lo que mejor funciona con los espectadores es la naturalidad, una forma de ser y mostrarse que genera simpatías o antipatías en el salón de cada casa, pero nunca indiferencia.
Un ejemplo lo encontramos en Antonio Granero, el que fue el cocinero de En Su Punto en Canal Extremadura TV, la TV autonómica extremeña. Expresiones singulares y una pose desenfadada eran dos de los puntos fuertes del extremeño.


Otro singular profesional de la gastronomía es Juanma Zamorano , al que se le terminó conociendo popularmente como" Marichocho" tras una de sus intervenciones en La Tarde de Extremadura (Canal Extremadura TV).


Finalmente, un ejemplo de lo que podemos catalogar como surrealismo gastronómico es José Luis Santamaría, "El Cocinero de Rota".

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